Hablar de nuestro periodo y de toallas femeninas muchas veces se convierte casi en tabú, en un tema para hablar en voz baja o viendo hacia los lados para asegurarnos que no haya algún extraño que se pueda enterar de algo ¡qué le sucede a todas las mujeres del mundo! Ciertamente un gran secreto.
Poco a poco las generaciones se han ido abriendo al tema y yo, mujer de la generación X, admiro esta apertura (que a muchos nos hace falta). Que interesante es ver a hombres y mujeres hablar de la regla con tanta naturalidad.
¡Hay que crear conciencia ecológica!
Llevo mucho tiempo creándola. Así que no es de sorprender que utilicé pañales ecológicos con mi bebé. Lo que no me había pasado por la mente fue buscar opciones más sanas para mí, hasta que comencé a escuchar sobre la copa menstrual y las toallas femeninas de tela. ¡Todo un descubrimiento! La buena noticia (para mi) es que no me causó mayor conmoción empezar a utilizarlas. Fue cuestión de tomar la decisión, calcular cuántas podría necesitar y hacer la prueba.
Ahora que las uso, definitivo no regreso a las desechables. De inicio, me resultan cómodas (¿quién no ha sentido el plástico adherido a la piel al levantarse de una silla?) y me beneficia en otros factores: ahorro, me consta que son mucho más sanas para mi cuerpo y sobre todo, me alegra saber que es un granito de arena más para dejar de producir desechos contaminantes (entra en la mente la imagen del meme de Arnold Schwarzenegger en la naturaleza).
“Estoy contenta con saber que mi piel deja de absorber químicos que podrían dañar mi salud y dejo de generar basura”
Ahora veamos un poco de información al respecto…
El ciclo de vida de una toalla femenina desechable afecta, de entrada, por la energía requerida para producirla y transportarla. Los materiales (principalmente polipropileno, fibras de polietileno y espuma de polímeros para la absorción) contaminan desde el inicio de su producción (gases que emiten) hasta su desecho, ya que toman entre 500 y 800 años en descomponerse1.
Sacar las cuentas no es muy complicado… Si se toma como base que uno puede utilizar alrededor de 4 a 5 toallas por día en 5 días que dura el periodo (incluso más), nos da 25 toallas al mes; 300 al año; y en unos 40 años que podamos durar con la regla… son 12,000 toallas desechables que usamos en una vida. ¡Por persona! Y esto sin contar que hay gente que podría utilizar más de 5 toallas por día… Ahí están los pantiprotectores diarios. Considerándolos, la cuenta sube mucho más. Todo va a dar directo a la basura y sus residuos mezclados con otros productos que se desechan terminan en los mantos acuíferos subterráneos.
No quiero sonar alarmista, así que omitiré hablar de los efectos secundarios que pueden causar las toallas desechables. De cualquier forma, no hay mucha información que los compruebe, ya que no se cuenta con los fondos para este tipo de investigación. Me parece un tema importante, aunque tampoco pienso que nos vamos a morir por usarlas. Dejémoslo en que estoy contenta con saber que mi piel deja de absorber químicos que podrían dañar mi salud y dejo de generar basura con las toallas femeninas de tela.
¿Cómo me ha ido con las toallas femeninas de tela y cuál es el proceso que sigo cada vez?
Ahora… la pregunta del millón: ¿Cómo me ha ido con las toallas de tela y cuál es el proceso que sigo cada vez? No siento que traigo la toalla puesta. La marca que utilizo tiene una capa exterior de microfleece que al estar en contacto con la piel hace que uno se sienta siempre seca. Me siento segura porque también tiene una capa de tela impermeable (PUL) que evita derrames.
“Ahora que las uso, definitivamente no regreso a las desechables”
Una vez que me quito la toalla usada, la enjuago muy bien con agua para quitar todos los residuos (exprimir y exprimir en un recipiente con agua); tengo en mi regadera un bote con jabón biodegradable líquido (sin fosfátos y sin aroma) muy diluido en agua y con eso tallo un poco la toalla, la enjuago bien y la dejo secar al sol. Fin de la historia. De repente he batallado un poco más para quitar alguna mancha o a contra luz puedo ver que no se ha limpiado del todo. En ese caso, dejo actuar por más rato un poco del mismo jabón y sigo con el mismo proceso. El sol ayuda mucho también.
Yo en lo personal no lo he hecho, pero si la idea es lavarlas en la lavadora, se recomienda poner un poco del jabón diluido y dejarla remojando un rato para que éste haga su trabajo y luego el ciclo de lavado normal. De preferencia, usar detergentes biodegradables y también diluidos para evitar que se queden atrapados en la tela y finalmente acaben en contacto con la piel. Hay que procurar no meterlas directo en la lavadora sin un prelavado, ya que las manchas se pueden fijar más. Por último, se pueden echar en la secadora en un ciclo bajo en calor.
Otra buena noticia es que existen bolsas impermeables en las que puedo traer toallas de repuesto y poner las usadas sin miedo a que se trasminen olores. Por mi parte, es todo lo que puedo contar, pues todo ha sido muy sencillo. Como nota adicional, es mi percepción que he tenido mejor flujo; pero no tengo los elementos para comprobar que sea a causa de utilizar las toallas de tela.
Mi opinión al respecto.
Me parece que hay que cambiar la narrativa y eso cambiará el futuro de muchas niñas que apenas iniciarán con esta aventura. Imagínense que ellas vean de lo más natural usar copa menstrual o toallas femeninas de tela. Ese sí que sería un impacto generacional. La forma en que hablamos actualmente de la menstruación no ayuda mucho y hay que crear conciencia para hacer el cambio. Adicionalmente, si nos consideramos o queremos ser “consumidores conscientes” no es cuestión de hacer un cambio radical en el 100% de lo que adquirimos. Podemos hacer ciertas mejoras en nuestros hábitos y, sin duda, este es un buen paso para avanzar.
“Me alegra saber que es un granito de arena más para dejar de producir desechos contaminantes”
Referencias:
1 Life-Cycle of Sanitary Pads. Z. Escalante, Z. Li y L. Newman. Design Life-Cycle. Obtenido de: http://www.designlife-cycle.com/sanitary-pads/.
